MARCELO LO REVELÓ: SUFRIÓ UN CUADRO DE ANSIEDAD EN LA FINAL DE KIEV 2018

El histórico lateral brasileño pasó un momento muy complicado justo antes de arrancar el partido por la final de la UEFA Champions League 2017/18

Llegó al Real Madrid en la temporada 2006/07 y desde ahí lo ha ganado todo. Está muy acostumbrado a jugar finales y levantar los trofeos, pero en la última gran disputa que le tocó vivir, ante Liverpool, sufrió un ataque de ansiedad que no había tenido en sus 31 años y más de 13 de profesional. Marcelo Vieira reveló a The Players Tribune que los futbolistas, pese a ser modelos y fuente de inspiración para muchas personas, no dejan de ser personas comunes y corrientes. Además, mencionó que Jorge Valdano lo ‘motivó’ de forma especial en Kiev. Es una revelación extensa, pero sí que vale la pena leerla de palmo a palmo.

Real Madrid va ante el Real Betis en el Santiago Bernabéu este sábado 2 de noviembre a las 15:00 (hora peruana)

LA REVELACIÓN DE MARCELO VIEIRA: THE PLAYERS TRIBUNE

No podía respirar. Estaba intentando no entrar en pánico. Esto pasó en el vestidor justo antes de la final de la UEFA Champions League en 2018. Sentía como si tuviera algo atorado en el pecho. Esta gran presión. ¿Conoces esa sensación? No estoy hablando de nervios. Los nervios son normales en el fútbol. Esto era diferente. Se sentía como si me estuviera sofocando.

Todo comenzó en la noche previa a la final. No podía comer. No podía dormir. Solo estaba pensando en el partido. Fue gracioso, de hecho, porque mi esposa, Clarice, se enoja conmigo cuando muerdo mis uñas, y consiguió hacerme parar hace unos años. Pero me desperté en la mañana de la final, y todas mis uñas se habían ido.

Un poco de nervios son normales en el fútbol. No importa quién eres, si no te sientes un poco ansioso antes de una final, no eres una verdadera persona. No importa quién seas. Solamente estás tratando de no cagarte los pantalones.

Para mí, la presión fue más intensa antes de la final de la Liverpool. Quizá las personas piensen que es extraño. Hemos ganado dos Champions consecutivas. Todos querían que Liverpool ganara. Entonces, ¿cuál es el problema?

Bueno, cuando tienes la oportunidad de hacer historia, sientes ese peso. Pero, por alguna razón, realmente lo estaba sintiendo mucho más. Nunca antes había sentido una ansiedad tan intensa, estaba preocupado de que no me permitiera jugar. Y yo tenía que jugar, 100%. Tenía que demostrarme algo a mí mismo.

Unos días antes de la final, un ex jugador del Real Madrid (Jorge Valdano) dijo algo sobre mí en la TV que se quedó en mi cabeza. Le preguntaron qué pensaba sobre la final, y él dijo: ‘Creo que Marcelo debe comprar un póster de Mohamed Salah, ponerlo en su pared, y rezarle cada noche’. Después de 12 años y 3 trofeos de UEFA Champions League, me faltó al respeto de esa manera en TV. Este comentario buscaba hundirme. Pero me dio mucha motivación. Quería hacer historia. Quería que los pequeños niños en Brasil me vieran como yo solía ver a Roberto Carlos. Quería que comenzaran a dejarse crecer el pelo por Marcelo”.

Estaba sentado en mi lugar del vestuario, teniendo problemas para respirar, y pensando: ‘¿Cuántos niños en el mundo juegan a la pelota? ¿Cuántos sueñan con jugar una final de Champions League? Millones, millones, millones. Cálmate. Átate las botas, hermano.

Sabía que si podía llegar a la cancha, estaría bien. Para mí, nada malo puede pasar en una cancha de fútbol. Puedes crecer entre el caos, todo puede ser una locura a tu alrededor, pero si tienes el balón en tus pies, dejas de pensar. Todo está en silencio, en paz. Cuando finalmente pisé el césped, todavía tenía problemas para respirar, y pensé: si tengo que morir aquí esta noche, al carajo. Moriré.

Hace unos años, cuando viajé a Brasil para ver a mi familia, llevé uno de los balones de una final de Champions a un partido amateur. Mis amigos estaban pateándolo, y después les dije: ‘Es un balón de la final de Champions’. Todo paró. Se quedaron viendo el balón como si fuera una roca de la luna. Todos estos adultos estaban como niños pequeños. Realmente no creían que fuera real. Ni siquiera lo querían tocar. Como si fuera un tesoro. Como si fuera sagrado.

¿El pequeño Marcelinho, de Río, teniendo la oportunidad de ganar tres Champions League consecutivas? Vamos. Era presión, presión, presión. Lo sentí en mis huesos. No tengo miedo de decir la verdad.

Cuando salimos a calentar contra Liverpool, todavía no me podía calmar. Pero luego nos alineamos para el saque inicial, bajo todas las luces, y vi el balón de fútbol en el círculo central, y todo cambio. Vi el fútbol sagrado. Vi la roca de la luna. El peso fue retirado de mi pecho. Estaba en paz. No había más que la pelota.

No puedo contar mucho sobre el partido. Solo recuerdo dos cosas claramente: faltando 20 minutos, cuando estábamos ganando 2-1, el balón salió al córner y pensé: ‘un póster de Salah, ¿eh? Gracias, hermano. gracias por la motivación’. Luego, faltando 10 minutos, cuando ganábamos 3-1, y realmente me di cuenta que íbamos a ser campeones, el balón salió para un saque de banda, y tuve el momento de pensar, y esto es verdad: empecé a llorar. Nada como esto me había sucedido antes. ¿Llorar después de un partido? Sí. ¿Sosteniendo un trofeo? Sí. Pero no durante en partido. Fueron solo 10 segundos, y luego la pelota volvió al juego, y pensé: ‘Mierda, tengo que regresar a marcar’. Volví a la realidad y seguí jugando, como un niño.

Como atletas, es nuestra responsabilidad ser modelos a seguir. Pero no somos superhéroes. Por eso te estoy diciendo lo que me pasó. Esta es la vida real. Somos seres humanos. Sangramos y nos preocupamos, como cualquier otra persona.

Un auténtico ejemplo de superación. Marcelo Vieira contó detalles nunca antes revelados, post finales que hicieron historia en el deporte rey. A pesar de todo, tiene razón; porque no son simplemente súper estrellas y modelos a seguir, sino también humanos que tienen sentimientos y mucha presión. El fútbol no será algo tan mágico para todos, pero sí para los que lo vivimos con esa intensidad de llenarlos con cada partido, gol y jugada. El fútbol es sagrado.