La noche en el estadio Alejandro Villanueva fue mágica para los hinchas de Alianza Lima. El equipo blanquiazul logró una victoria histórica ante Nacional, avanzando de fase en la Copa y rompiendo una de las estadísticas más amargas de su historia reciente: 15 años sin conocer la victoria en Matute en torneos internacionales. Además, los dirigidos por Gorosito pusieron fin a 15 largos años sin triunfar como locales en el marco de competencias continentales.
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El peso de una estadística amarga
Desde 2008, Alianza Lima cargaba con el peso de no poder ganar como local en torneos internacionales. La situación había calado hondo en la hinchada y en el entorno del club, convirtiéndose en un tema recurrente cada vez que el equipo jugaba en Matute por la Copa. La presión aumentaba con cada derrota o empate, y los rivales no solo llegaban a Lima a competir, sino también a capitalizar el factor psicológico que esta estadística representaba.
El triunfo ante Nacional de Uruguay rompe con este ciclo de frustración y marca un punto de inflexión. Más allá del resultado, la forma en que el equipo afrontó el partido fue clave. Desde el inicio, Alianza mostró una actitud agresiva y un planteamiento táctico que descolocó al equipo uruguayo, que llegaba como favorito.
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Una victoria con sabor a redención
La importancia del triunfo radica en que rompe una racha negativa que parecía interminable. Además, pone en evidencia el crecimiento del equipo bajo la dirección técnica de Salas, quien ha sabido imprimirle a su plantilla un carácter competitivo que había estado ausente en campañas anteriores. La presión de la hinchada y de la historia parecía un obstáculo insuperable, pero esta vez el equipo logró superarla.
¿Hazaña o el inicio de algo más grande?
Calificar esta victoria como una hazaña podría parecer exagerado para algunos, pero para otros representa un momento histórico. Lo cierto es que romper una racha de 15 años sin ganar en casa en torneos internacionales es un logro significativo. Sin embargo, para que este resultado trascienda y no quede como un episodio aislado, Alianza Lima debe continuar con esta línea de trabajo y consolidar su presencia en la Copa.
El reto ahora es mantener la consistencia. Este triunfo ofrece una oportunidad para que el club cambie la narrativa de su historia reciente en torneos internacionales y comience a escribir una nueva, basada en el éxito y la competitividad. Si bien los números son fríos, el impacto emocional y simbólico de esta victoria es innegable.
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